martes, 7 de diciembre de 2010

Sí, mi patronita

El otro día iba caminando por Quito, cuando vi a una indígena que llevaba colgada una cajita con chicles, caramelos, cigarrillos y otras cosas para vender. De repente, la cajita se le cayó y me acerqué para ofrecerle mi ayuda.

-¿Le ayudo a recogerlo?
-Sí, mi patronita– me contestó.
-¿Aquí van estos chicles?- le pregunté colocando los chicles en un rincón de la caja.
-Sí, mi patronita.

Cuando acabamos de recogerlo todo, me dijo: Muchas gracias mi patronita.

La verdad es que el hecho que me dijera "mi patronita" me hizo sentir vergüenza y muchas otras sensaciones indescriptibles. En Ecuador, como en muchos otros países de Latinoamérica, hasta el siglo XIX y principios del XX los indígenas fueron esclavos de los blancos y mestizos, muchos de ellos, de descendencia española. La humillación que ha sufrido este colectivo a lo largo de la historia, aún se ve interiorizado en estas personas, por eso, cuando se dirigen a otra persona con la piel blanca, como yo, nos llaman patronita, patrón o patrona.

Al lado de la indígena, había una niña sentada en el suelo, con la cabeza agachada. En un momento, levantó su carita, sus ojos eran tan tristes, su mirada tan profunda. Le pregunté a la indígena que le pasaba a la niña y me dijo que estaba enferma, pero que no tenía dinero para llevarla al médico.

En ese momento sentí culpabilidad al pensar en la opulencia, en el consumismo salvaje que vivimos en las sociedades occidentales, mientras que en otras partes del mundo hay niñas que no pueden ir al médico por falta de dinero, hay niñas y niños que caminan descalzos por toda la ciudad, hay niños y niñas que trabajan más de doce horas seguidas, hay niños y niñas que se mueren de hambre.

Sé que con este post no he desvelado nada nuevo, pues todo el mundo sabe que en nuestro planeta impera la desigualdad social, una brecha mayúscula entre norte y sur, pero espero que este post haga que los que lo lean, aunque sea por un momento, tomen consciencia de la realidad del mundo en el que vivimos.

Yo no confío con la clase política, con los dirigentes, pero siempre he pensando que las acciones individuales son pequeños granitos de arena que si los juntas pueden cambiar el mundo. Así sucedió en el feudalismo, con la revolución industrial y los derechos de los trabajadores, esperemos que así suceda ahora.
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domingo, 28 de noviembre de 2010

¿Qué puede haber detrás de una posible guerra con Corea del Norte?

Tal vez es una desconfianza innata que tengo con todas las acciones que hace Estados Unidos, pero me cuesta creer que todo lo que hace este país lo haga desinteresadamente, sin perseguir ningún objetivo detrás.

Esto mismo pensé ayer cuando leí que Corea del Sur y Estados Unidos se estaban preparando para atacar a Corea del Norte. Buscando en google, encontré este artículo que se publicó en 2008 en el periódico español El País. Creo que esto demuestra que detrás de esta posible guerra se esconde un oscuro interés de Estados Unidos por hacerse con el control de esta península rica en minerales, que además está situada en una zona estratégica fronteriza con China y Rusia. Asimismo, se ha descubierto petróleo en Corea del Norte, un país que, según Estados Unidos, está dentro del Eje del Mal, donde también se incluyen Siria e Irán otros países ricos en recursos naturales y petróleo que no tienen relación de "amistad" con Estados Unidos.
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viernes, 26 de noviembre de 2010

Temas que atrapan

Como periodista, a veces hay noticias que te impactan más que otras, hay noticias que crees que por su relevancia, tienes que ir tras de ellas, cueste lo que cueste, porque como periodista mi misión es informar.

Por eso, hay temas que cuando te llegan a las manos, sabes que tienes que perseguirlos hasta conseguirlos, porque son cosas que se tienen que explicar, que la gente tiene que conocer y que no pueden seguir ni en la oscuridad ni en la impunidad.

Uno de estos temas vino a parar a mis manos, por casualidad, nada más llegar a Ecuador. Un día fui a cubrir una performance de unas chicas lesbianas que eran jugadoras de un equipo de fútbol y que habían sido expulsadas de la liga barrial en la que participaban por su tendencia sexual.

Entonces, entrevistando a una de las jugadoras me comentó que, actualmente, en Ecuador existían clínicas para tratar a homosexuales. Estas clínicas consideran que la homosexualidad es una enfermedad, un trastorno mental, que se puede curar.

La verdad es que no me lo podía creer que en pleno siglo XXI sucedieran hechos como estos y se violaran los derechos de este colectivo.

En Barcelona, tuve la oportunidad de entrevistar a un hombre que había sido sometido a un tratamiento de electroshock por ser gay, pero eso fue en época franquista.

En seguida me puse en marcha con este tema y a la semana estaba entrevistando a una chica de 21 años que había sido ingresada en una de estas clínicas y a su novia de 23 años. Cuando vi su sufrimiento, me conmoví y vi que me iba a costar mucho este tema porque no podría tratarlo subjetivamente.

A lo largo de dos meses, he estado peleando para poder tirar este tema en adelante, he visitado una clínica donde supuestamente realizaban tratamientos de este tipo, pero me lo negaron, entrevisté a un representante del colectivo gay de Ecuador y a la directora General de Salud.

Al final, después de mucho esfuerzo, conseguí sacar la crónica, pues no es un tema fácil en un país donde la Iglesia tiene mucho poder y hay rechazo social hacia la homosexualidad es contundente. Pero me sentía con el deber de denunciar esta situación, de lo que sufren estas personas por su condición, que no es considerada por el resto de la sociedad como lo "moralmente normal o correcto".

Me sentía con el deber, por todos mis amigos homosexuales, por mis tías postizas, por todas aquellas personas que tanto me han ayudado en toda esta vida y que, ahora, haciendo una nota de este tipo sentía que, en cierta forma, estaba ayudando en su lucha, o al menos, poniendo mi granito de arena de la única forma que sé, escribiendo y denunciando esta situación.

Pero también iba más allá, como mujer, pues sentía que se estaban violando el derecho de estas chicas por dos cosas: una por ser lesbianas, otra por ser mujeres. Tal vez, eso, me afectó más que si hubiera entrevistado a un hombre, porque ante todo en esta vida soy mujer y quería explicar que en Ecuador no sólo se violan los derechos de los homosexuales, sino también el de las mujeres lesbianas.

Nosotras, las mujeres, siempre estamos en la sombra de todo, cuando hay una reivindicación, normalmente, es por los derechos de los hombres, por eso, poder poner en relieve el sufrimiento de estas chicas me hizo que aún luchara más, que me conmoviera más, porque por fin podía realizar una nota que ponía en primer plano uno rostro femenino.
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domingo, 31 de octubre de 2010

¿Y quién va a defender al pueblo?

Un mes después y la justicia no llega. Es verdad que casos como estos son complicados, pero ya hace un mes del intento del golpe de Estado en Ecuador y no hay ningún caso abierto contra la policía por los abusos y la violencia que utilizaron contra la ciudadanía, que fue al hospital policial bajo la consigna de rescatar al Presidente del país, Rafael Correa.

La Fiscalía ha abierto un caso contra los policías por rebelión, magnicido (por intento de asesinato al Presidente), por no permitir el acceso de los asambleístas a la Asamblea y por utilizar indebidamente el material público, es decir, utilizar motocicletas y municiones, entre otras cosas, para atacar la ciudadanía en vez de defenderla.

Sin embargo, desde mi punto de vista hay una carencia muy grande: no hay ni un solo caso contra la policía por los 10 muertos y los 274 heridos. Los militares, después de una aparatosa operación, rescataron al Presidente. De los enfrentamientos directos entre policías y fuerzas varias que fueron a salvar a Correa hay un escalofriante balance de 5 muertos y 200 heridos. Además, el hecho de que los agentes no fueran a patrullar ese día desató una ola de violencia que provocó cinco muertes más y 74 heridos. ¿Quién velará por ellos?

David Morocho, pintor de 22 años, y Edison Pacheco, electricista de 17 años, fueron heridos el pasado 30 de septiembre por agentes. Si bien ellos han declarado a la Fiscalía, el problema es que no vieron a sus agresores. En el caso de Pacheco los policías que le dispararon tenían la cara tapada. Estas dos personas son de condición humilde, ¿quién los va a defender de una de las instituciones más poderosas del país? De momento, nadie, ni el gobierno ecuatoriano se ha hecho cargo de los abusos que los policías cometieron contra estos ciudadanos.

Además, ninguna de estas dos víctimas ha recibido ninguna ayuda económica del Estado, a pesar de que fueron al Hospital de Quito con la finalidad de salvar a Correa. En el caso de Morocho, padre de tres hijos, una bala le destrozó el intestino, tiene tres meses de baja, sin poder trabajar y en este tiempo no está ingresando nada de dinero para mantener a su familia. Morochó explica que su madre es la que le está prestando dinero, porque el Estado no le da nada.

El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, pidió al pueblo que fuera a rescatar a Correa y el pueblo respondió heroicamente y arriesgó su vida para poder salvar al Presidente. Ahora, Correa, Patiño y todo el ejecutivo ecuatoriano le deben todo a su pueblo, porque gracias a los ciudadanos no triunfó el golpe de Estado.

Por un lado, le deben al pueblo justicia, justicia para atrapara aquellas personas que atentaron contra la vida de los ciudadanos. Por lo menos, el Gobierno ecuatoriano debería abrir un caso en la Fiscalía para defender a todos aquellos que dieron su vida o la arriesgaron por el Presidente, se lo deben, porque muchos de ellos son humildes y no pueden luchar contra una institución de tanto peso como la Policía Nacional.

Por el otro, este pueblo, que al final ha sido la verdadera víctima del intento del golpe de Estado, también se merece una recompensa económica por los hijos, padres o maridos que perdieron y no podrán ver más y por las secuelas que les ha dejado en sus propias carnes la brutal violencia policial.
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Héroes de piedra

Todo el mundo habla de los mineros chilenos y me alegro que los rescataran, pero nadie habla de los mineros ecuatorianos. Dos días después de que salieran todos los mineros chilenos, hubo un derrumbe en Ecuador, al Sur, en la localidad de Portobelo, en el que quedaron sepultados cuatro mineros, entre ellos dos hermanos: Walter y Ángel Vera, Pedro Mendoza y el peruano Fernando Vélez.

El derrumbe tuvo lugar un viernes por la madrugada el sábado encontraron sin vida a Walter Vera y Fernando Vélez.

Ángel Vera y Pedro Mendoza tuvieron la fortuna, o la mala suerte, de llegar hasta un sitio donde había oxígeno y agua. Ahí sobrevivieron, no era un refugio como el de los mineros chilenos, no, era un simple túnel, una caverna con oxígeno y agua sucia. Es decir, los ecuatorianos no tenían nada de comida ni preparativos para estar más o menos cómodamente como lo estuvieron sus homólogos.

Este caso, era muy diferente al chileno, porque en el país del cono sur, la mina era seca, desierto, por lo que pudieron perforarla sin problemas, mientras que esta era una mina más arenosa. Todo el trabajo lo tuvieron que hacer a puño los mismos mineros, los compañeros de batalla de Ángel, Walter, Pedro y Fernando.

Las imágenes eran impactantes, cuando uno veía como bajaban esos mineros y con sus propias manos iban sacando los cuerpos. Se convirtieron en héroes de piedra, con la misión y la consciencia de salvar a sus amigos, con los que habían trabajado tantas veces codo a codo. Incluso en la operación participó Fabián Vera, hermano de Ángel y Walter.

Ángel y Fernando aguantaron, pero la mañana del rescate, cuando sus salvadores estaban a punto de llegar donde estaban atrapados, hubo otro derrumbe. Los mineros encontraron los cuerpos sin vida de sus compañeros, estaban semidesnudos, porque cuando te asfixias te invade una sensación de calor, por eso, se quitaron la ropa.

Ángel murió dos horas antes de ser rescatado y sus pulmones estaban llenos de agua con barro, eso, es lo que le habría matado a él. Ninguno de los dos había comido nada en toda la semana que estuvieron atrapados.

Los héroes de piedra rescataron los cuerpos sin vida de sus compañeros. Uno de esos héroes se desplomó, lloró, personas humildes que lucharon y arriesgaron su vida para sacar los cuerpos de sus compañeros. En esta operación hubo mineros heridos, porque ellos no son rescatistas profesionales, son personas dispuestas a entregar su propia vida para poder rescatar con o sin vida a sus compañeros. Nadie, o poca gente, habló de ellos, eso no fue de interés mediático, porque, por desgracia, no es noticia que mueran mineros ni que sus compañeros salgan heroicamente a rescatarlos.
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domingo, 3 de octubre de 2010

CRÓNICA DE UN DÍA AGÓNICO

Son las ocho y media de la mañana y me dirijo hacia mi nueva casa para firmar el contrato y que me den las llaves. Como la nueva casa está al lado del trabajo decido pasar por ahí, a pesar de que no entro hasta las diez, para dejar los papeles, con la intención de luego ir al supermercado.

Cuando estoy en el trabajo, de repente, oigo a Susana que dice por teléfono, sí ya envío a la Núria para allá y yo le respondo: Susana, hasta las diez no entro he venido a dejar unas cosas y nada más. Entonces, me explicó la situación que había una huelga de policías y que se podía que ir grabar con la cámara. Bueno yo pensé pues voy, mejor, de hecho, porque así, podré salir pronto y hacer rápido el cambio de casa. Que inocente.

Llego y me pongo hacer cuatro tomas, cuando a los pocos minutos veo una turba que se dirige hacia una persona, me acerco es un periodista también, él se va al otra lado de la valla, pero los policías manifestantes, saltan la valla, lo empiezan a perseguir, lo cogen, le pegan y le sacan la cámara. Entonces, me empecé a dar cuenta que no estaba en una simple manifestación, porque no querían que los periodistas hablásemos. En ese momento, obviamente, guardé mi cámara de vídeo y esperé a ver cómo iban las cosas.

A partir de entonces, decidí no estar sola. Hace poco que estoy en Ecuador y aún no conozco mucha gente, así que lo que hice es meterme donde viera que había grupos grandes de periodistas para poder estar en grupo. Tengo que decir, que este día conocí a medio Ecuador, sobretodo del mundo de la prensa.

Al cabo de poco tiempo, empiezan a llegar coches blindados, muchos coches. Esperaba que de una puerta saliera el ministro de Interior, pero cual sorpresa la mía cuando veo aparecer al mismo presidente de Ecuador, Rafael Correa, (por cierto, que guapo es). Intenta entrar, pero la multitud no le deja. Él aún va con la muleta, porque recientemente lo operaron de la rodilla.

Empiezo a oler algo raro, no puedo respirar, me tengo que apartar, la gente empieza a apartarse, todo el mundo corre… Al cabo de un rato, cuando me encuentro mejor, vuelvo al sitio de los manifestantes. Ahora, Correa intenta entrar por segunda vez y lo consigue. Los policías manifestantes lo increpan, lo llaman mentiroso. Por el camino, la gente le pregunta cosas, una mujer de un policía le pregunta que porque esa ley, que porque les saca las condecoraciones y beneficios y él le responde que no sea tan ingrata, que les han subido el sueldo dos veces. Ella se enfada más.
Finalmente, consigue entrar en la sede del los policías y se sube a una ventana para intentar iniciar un diálogo.

Voy hacer un paréntesis en mi historia, pero en Ecuador hay como un protocolo que cuando unas personas se manifiestan, normalmente, acaban en la plaza grande, donde está Carondelet (nuestra Moncloa). Entonces el Presidente o el ministro competente comparecen en el balcón y miran si hay posibilidad de diálogo, si ven que sí, hacen entrar a los portavoces y empieza el diálogo. Aunque yo creo que Correa se equivocó yendo al Regimiento de Quito, donde estaban manifestándose los policías, se fue ahí por esta dinámica.

Entonces, el Presidente, empieza a dirigirse a la masa, al principio, intenta hacer un tono más o menos conciliador, para hacerles recapacitar, les dice que hay gente pobre, que no tiene dinero ni trabajo, pero ellos empiezan a increparlo cada vez más y empiezan a aclamar a Lucio (Gutiérrez, ex presidente de Ecuador). Al final, cada vez más furioso, el Presidente dice su ya célebre frase: “¿Quieren matarme? Pues aquí me tienen, mantenme, maten al Presidente”. La masa de gente, también se pone cada vez más furiosa. Entonces, entre en un pequeño sector de los manifestantes, se empieza a oír: “Golpe de estado, golpe de estado”. En ese justo momento, es cuando una ya se da cuenta, que eso ha dejado de ser una manifestación para ser un atentado contra el régimen democrático.

Los policías están divididos. Algunos dicen que no se puede tratar así al Presidente, que se dialogue con él, otros apuestan más por la fuerza. Al cabo de un buen rato, que yo aprovecho para ir entrevistando a policías, sale el Presidente. Entonces la multitud cada vez lo increpa más. Él intenta ir atrás del regimiento, donde está el descampado con las gradas (que seguro que muchos de vosotros ya habéis visto por la tele). Al principio no había mucha gente, pero la voz corre, de que el Presidente ha salido y va llegando cada vez más gente y más gente. Empiezan a tirar bombas de gas, cuesta mucho respirar, los ojos me lloran, me pica la cara… Algunos policías de ambos lados empiezan a sacarse máscaras, le ponen otra Correa, que va con su muleta. Aparece un helicóptero y policías disparan hacia el helicóptero. La verdad es que todo parece un poco una película de acción, entre los policías con motos, unos policías peleándose con otros, el helicóptero, los gases.

Consigo ponerme al lado de Correa, tengo unas tomas fantásticas. Lo voy siguiendo, estoy justo a la par de él, hasta que… le tiran un una bomba de gas en los pies. Al principio, pensaba que los que tiraban los gases eran los mismos policías que defendían a Correa, para poderlo sacar. Pero luego, me di cuenta que no, porque los gases se los estaban tirando al mismo Presidente. Tengo que salir corriendo porque la sensación de ahogarme es muy intensa, me imagino que para Correa también, aunque él tiene una máscara de gas. Un periodista me dice que me tumbe al césped, que eso me ayudará a respirar. Cuando siento que estoy más calmada, me giro y, en ese momento, veo que entre la multitud hay una pelea, que pegan al Presidente. Entonces me intento acercar otra vez, cuando tiran otra bomba de gas. Me apartó, empiezo a toser, demasiado gas en muy poco tiempo. De repente oigo: “¿ese no es Correa?” Me giro y veo que lo han logrado sacar por la puerta trasera del regimiento, la que da al hospital. Lo sacan dos personas en brazos, porque él no puedo caminar solo.

Cierran la puerta y me toca saltar una valla enorme, que por suerte un buen hombre me ayudó. Saltó, me hago mi primera señal de guerra, un rasguño en el brazo.

En el hospital de la policía de Quito, todo es un caos. Correa está ahí para que le atiendan. Los manifestantes empiezan a decir que Correa se vaya a Cuba con Fidel. Los peores de todos, las mujeres de los policías, son las que más la liaban, las que tenía más rabia. Empiezan a entrar policías heridos, entran tres, aunque después se habló oficialmente dos, porque uno de los heridos, que entró cojo, lo pudieron curar al instante. En ese momento, me pongo hablar con la prensa y me explican que han decretado el estado de emergencia, que los niños están volviendo a casa y que ya han atracado cuatro bancos en Quito, porque claro, la policía no está para proteger los bancos. Entrevisto a cuatro personas más, dos civiles que están apoyando la revuelta de los policías y dos agentes, que me dicen, que no se van a ir de ahí hasta que no salga el Presidente. Empieza a correr el rumor de que Correa está en la azotea, nunca lo pude comprobar. La sensación de caos es cada vez mayor. Entonces veo lo peor que he visto en mi vida. Los manifestantes llevan a un guardia presidencial de Correa. Los hombres dicen que lo encierren en un calabozo, las mujeres que lo maten ahí mismo. La turba de gente empieza a lincharlo. Empiezo a grabar, cuando de repente oigo "una cámara" y veo que otro grupo de manifestantes se acerca a otro periodista, le empiezan a pegar y le sacan la cámara. Escondo la mía, veo que se llevan al policía presidencial preso, pero no sé dónde. En ese momento, la sensación de impotencia es tan grande, tan grande, me hubiera gustado poder defender a ese pobre chico, que tenía cara de pánico, alguna gente saltó en su defensa, los pegaron. Entendí, entonces, esas imágenes que ves por la tele, cuando la masa hace algo que te supera. Una vez vi unas imágenes de cómo quemaban a un hombre vivo, un periodista lo grabó y pensé que porque no hizo nada para evitarlo. No se puede, contra una masa de personas tan grande no se puede.

Al cabo de un rato, consigo contactar con mi jefe y me dice que vaya para la delegación porque necesitan las imágenes. En ese instante, cuando intento salir oigo que los primeros manifestantes pro Correa se están acercando, pero que la policía sublevada los ha reprimido con gases. Intento salir, pero están empezando a sitiar el hospital. Finalmente, consigo salir por una puerta trasera. Cuando llego al trabajo, me entero que ya han cerrado el hospital, que no hay forma ni de entrar ni de salir. El fotógrafo nuestro se ha quedado encerrado ahí.

Hago tres vídeos, almuerzo algo rápido y me vuelvo al Hospital. Esta vez no voy sola, voy con Fernando, un compañero de trabajo. Llegamos a las inmediaciones del Hospital, es tan emocionante, la sensación de un pueblo defendiendo a la democracia y a su Presidente. Obviamente, muchos iban a morir por su Presidente, pero me gustó mucho el comentario de un estudiante que entrevisté. Me dijo que él una semana atrás, había estado en una manifestación en contra de Correa, porque modificó la Ley de educación. Sin embargo, él aunque no estuviera de acuerdo con algunas cosas de Correa, estaba ahí, para defender la democracia del país. Porque no quería que los golpes de Estado reinaran en Ecuador, eso era parte del pasado. Así como en la mañana me fui con la sensación de que iba a vivir mi primer golpe de Estado de mi vida, por la tarde me di cuenta de que eso no iba a pasar, mares de gente no paraban de llegar para revertir el Golpe. Imperaban gritos como “Correa amigo, el pueblo está contigo”, “Viva la democracia”, “alerta, alerta, alerta que camina, la espada de Bolivar por América Latina”.

Empezamos a dar vueltas, el ambiente era eufórico. Los policías, empezaron a tirar gases al pueblo, la gente corría, hasta un anciano con un bastón vi corriendo, la policía fue muy brutal contra el pueblo que tenía que defender. Pero era emocionante, cuando la policía dejaba de tirar gases, se oían voces de “venga pueblo, no se ahueven, vamos todos a salvar al Presidente” y todo el pueblo volvía a subir (se me pone la carne de gallina de recordar estos momentos). El valor de esa gente, no tiene nombre, pero los entiendo, era una batalla propia, que decía: basta ya de que los armados, los uniformados decidan por nosotros.

Dimos vueltas para intentar penetrar al hospital, pero era imposible. La policía sublevada no nos dejaba pasar. Todas las calles de acceso al Hospital estaban custodiadas por policías. Hubo un momento, que nos quedamos del lado de los policías para ver si nos dejaban pasar, fue imposible. Entonces vimos que la cosa se empezaba a calentar, los policías empezaron a tirar gases contra la población y a disparar pelotas de goma. Pero la gente aguantaba, retrocedían y volvían a subir. Yo creo, que los policías no calcularon el apoyo que el Presidente y la democracia tenían en ese país. Entonces, empieza a correr el rumor de que en las otras ciudades los policías han abandonado la sublevación y han vuelto al trabajo. Sólo queda Quito en pie de guerra. Cuando vimos que ahí, realmente, ya no íbamos hacer nada, porque la policía no nos iba a dejar ni pasar ni grabar, pues nos fuimos otra vez con los manifestantes. Cuando volvimos a la calle Mariana de Jesús, eso ya era una guerra campal. Los manifestantes arrancaban piedras del suelo y las tiraban a la policía. También les tiraban barras de hierro. Los policías respondían con piedras y gases. Había agentes de paisano que estaban entre los manifestantes y tiraban gases desde dentro de la manifestación. Empecé a ver los primeros heridos, todos por heridas leves, producto de la brutalidad de la situación. Mi compañero me decía que lo más importante es que no me pusiera en medio de la calle, sino en los laterales y, al poder ser, detrás de paredes y coches, siempre resguardada. Entre los manifestantes había muchas hogueras. Resulta, que las bombas que tiraban los policías eran de gas lacrimógeno, mezclado con gas pimienta. El lacrimógeno es el que hace que te piquen los ojos, que llores, por eso, este nombre. El pimienta es el que no te deja respirar y tienes la sensación que te ahogas. Yo no lo sabía, pero lo mejor para el gas pimienta es el humo, por eso, cada vez que tiraban gases, todo el mundo se iba para las hogueras. Además, el tabaco, como tragas humo, pues también es el mejor remedio. Así que entro los nervios que pasé y el gas, me acabé fumando cuatro cigarros, después de tanto tiempo sin fumar… Dentro de lo feo, todo era muy bonito, por la solidaridad del pueblo. Todos compartiendo hoguera, se ayudaban los unos a los otros, se daban agua, se curaban mutuamente, compartían los cigarrillos, la sal, que va bien para la sensación de escozor del gas pimienta. Y cuando estaban medio repuestos, volvían para adelante, para defender la democracia en su país.

Subimos bastante, hasta casi la puerta de entrada del Hospital. Veíamos médicos en la azotea, con máscaras para protegerse del gas. Muchos policías custodiaban la puerta del hospital. Entonces empezó la pelea más dura, más violenta entre pueblo y policías. Era tan espectacular ver la gente arrancar las piedras del suelo, rompiendo piedras enormes para partirlas y tirárselas a los policías. Empezamos a correr y nos refugiamos en el parquin exterior del Hospital. Eso era una ratonera, porque sólo tenía una salida, la puerta de entrada y donde estaban teniendo los enfrentamientos más violentos. En un momento de relativa calma, salimos. En ese momento, pensé que me estaba jugando la vida, bueno, mi integridad física, por simplemente 900 dólares, entonces me di cuenta que no era por el dinero, era por vocación. Porque quería que todo el mundo viera lo que estaba sucediendo en Ecuador, viera, como los policías atacaban a la población civil, que salió a la calle para revertir un golpe de Estado y luchar en pro a la democracia.

Empezaron a llegar camiones de la municipalidad de Quito y del Ministerio de Obras Públicas, llenos de gente, de banderas, de población apoyando al Presidente. Intentaron entrar, pero no pudieron, porque la policía no les paraba de tirar gases y disparar pelotas de goma y ellos, no tenían suficientes medios para hacerles frente.

Abundaban los gritos de “chapas (policía) hijos de puta”, “nosotros os pagamos, dejar las armas”. Hubo un momento, que unos policías sacaron una bandera ecuatoriana y la población empezó a decir “bajar esa bandera, chapas hijos de puta, que no os la merecéis, maricones, ratas”.

Desde un primer momento, se dijo que los militares estaban con Correa, pero era muy angustioso, porque no salían a la calle. Los mismos manifestantes se preguntaban dónde estaban las militares que los habían de proteger. Correa, le debe mucho a su pueblo, mucho, porque él fue liberado gracias a su pueblo que le apoyó incondicionalmente y fielmente. En mi opinión, los militares tardaron tanto en actuar, porque estaban dudando que hacer si ponerse al lado del Presidente o de los sublevados. Cuando al final vieron que el pueblo resistía horas y horas frente a la policía, que la gente no cesaba de luchar, entonces actuaron, porque vieron que contra el pueblo no se puede ir. Pero la verdad, es que hubo momentos de pánico, pensando que si los militares se unían a la policía, ya no había vuelta a tras.

Llevábamos más de tres horas en la manifestación y decidimos irnos, porque ya teníamos suficientes imágenes. Llegué a la redacción, hice tres vídeos más y una crónica de radio en directo.

Al cabo de un rato, empezaron los disparos entre policías y militares. Así que volví a coger mi cámara de vídeo, Fernando la de fotos y nos volvíamos a la acción.

Hablando con mi padre, me preguntó que si no había tenido miedo. La verdad es que no, tenía que estar tan pendiente en todo, que no tenía tiempo de tener miedo. Pero cuando llegó la noche, si que sentí el miedo de verdad. Creo que es la primera vez que he tenido pánico. Yo tengo vértigo y cuando estoy en un sitio elevado, me empiezan a temblar las piernas, pero eso no es nada comparado con lo que sentí la noche del 30 de setiembre. Cuando llegamos a las inmediaciones del Hospital, era una batalla campal, la población civil que seguía defendiendo al presidente agachada en el suelo, tumbados. Sólo se oían ráfagas de disparos. Cuando acababan los disparos, se oían los gritos de: “una ambulancia, una ambulancia”. Estábamos cerca, detrás de los militares. Grabé lo que pude, más que nada eran ruidos de balas, algunos destellos de luz, me imagino que provocados por la pólvora. Mi compañero se acercó más a la zona, yo no me atreví, tenía miedo, es la única vez, que tengo la sensación que el miedo me ha impedido hacer bien mi trabajo, pero me imagino que es parte de nuestra condición humana y, que además, es el primer tiroteo en el que he estado, en el siguiente, ya iré más preparada psicológicamente. Así fue, me resguardé con la población civil, seguían los disparos, la población no paraba de emitir gritos de apoyo al Presidente. De repente vimos pasar dos carros blindados, Correa había sido liberado.

El día agónico, había tenido un final feliz. Así que nos fuimos corriendo para la Plaza Grande a escuchar el discurso de Correa. La gente lo aclamaba.
Volvimos a la redacción, donde hice tres vídeos más y dos notas. Salí de trabajar a las dos de la mañana. Llegué a casa, estaba agotada. Hablé con mis padres y con mi César, me tumbé. Entonces vino lo peor, no pude dormir, cuando cerraba los ojos oía las balas, los silbidos de las bombas de gas, escuchaba la gente gritar, veía una y otra vez, la imagen del linchamiento del policía. Me levanté, me hice una manzanilla, ni así me pude relajar, al final al cabo de mucho rato, me dormí, eran las cuatro pasadas, a las siete, ya volvía a estar en pie.

Algunos dicen que Correa organizó todo esto para salir más reforzado, que el golpe de Estado es mentira. Yo no lo creo. Después de lo que pude ver con mis ojos, no lo creo. En la manifestación, la mayoría de los policías iban vestidos de civiles, porque se estaban manifestándose y nada más. Cuando volví al cabo de dos horas y media al Hospital, los policías que había estaban muy preparados, con uniformes, bombas, metralletas, escudos, porque los golpistas no eran los mismos que los manifestantes. Cortaron los teléfonos, las antenas, falló Internet, la luz, la conexión de la televisión, intentaron entrar en las cadenas públicas, dispararon al mismo Presidente, era todo un plan que estaba orquestado hacia tiempo.

Además, una semana antes del golpe, salieron unas encuestas que Correa tenía el apoyo del 70% de la población ¿por qué un Presidente que es el más querido de la historia de Ecuador va arriesgar su vida para tener un poco más de popularidad?
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viernes, 26 de marzo de 2010

Lo que los medios no cuentan

Esta mañana todos los medios abrieron sus portadas con la noticia de que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, atentaba contra la libertad de expresión al detener al director de la cadena Globovisión. Sin embargo, pocos medios explicaban que hoy han matado a dos periodistas en Honduras y lo que es peor, desde que inició este mes de marzo, ya son cinco los periodistas asesinados en este país.

En todos los casos, desconocidos se acercaron a los periodistas hondureños y los mataron a balazos. Los hechos aún están por esclarecer y no se saben realmente quienes fueron los asesinos. Lo que si se sabe es que todos ellos eran opositores del golpe de Estado que los militares perpetraron el 28 de junio de 2009 y también eran contrarios al turbio proceso electoral hondureño que llevo a Porfio Lobo a la presidencia de este país.

Organizaciones civiles, también están denunciando que en el último mes se ha incrementado la represión hacia los periodistas opositores al gobierno de Lobo. Pero esto no aparece en los grandes medios de comunicación. No sé por qué no interesa.

Me da la sensación que todos los medios importantes siguen el mismo patrón, criticar y desprestigiar (con o sin motivo) a los gobiernos de izquierdas, como los de Hugo Chávez o Evo Morales, pero todos ellos omiten las injusticias y las violaciones de los derechos humanos que hacen los gobiernos de derechas. Incluso, hay medios, como El Pais, que se habían caracterizado por su postura crítica e independiente, pero parece que también han acabado sucumbiendo a este modelo de información.

¿Por qué si no cómo puede ser que gran parte de los medios de comunicación europeos y americanos hicieran hoy referencia a la detención de director de globovisión, pero la mayoría de ellos no mencionaran los asesinatos de los periodistas hondureños? Me parece que ambos actos atentan contra la libertad de expresión, pero como siempre unos se explican y se publican y los otros no.
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miércoles, 3 de marzo de 2010

Latinoamérica para los latinoamericanos

Joe Monroe, el quinto presidente de los Estados Unidos, en 1823 dijo su célebre frase de “América para los americanos”. La frase iba dirigida a los colonizadores europeos y su trasfondo era claro: que los gobiernos del viejo continente no intervinieran en la política de los estados americanos.

Sin embargo, esta frase de Monroe, sirvió a los posteriores presidentes estadounidenses para injerir en los asuntos de Estado de los países latinoamericanos y caribeños.


Así pues, los países latinoamericanos y caribeños no sólo sufrieron las consecuencias y los abusos de la crueldad de los imperios europeos, sino que también padecieron una nueva forma de neocolonialismo impuesta por los Estados Unidos.

En el siglo XX vemos constantes intervenciones militares de Estados Unidos en Centroamérica, por ejemplo, o como esta superpotencia del norte del continente impuso gran parte de las dictaduras latinoamericanas de los años 70 y 80, entre ellas, la desgarradora dictadura de Augusto Pinochet.

La semana pasada, los presidentes de los países latinoamericanos y caribeños se reunieron en México para debatir, entre otros temas, la creación de un foro alternativo a la Organización de Estados Americanos (OEA) y en el que no estén presentes Estados Unidos ni Canadá.

La crítica feroz que desde el sur del continente se le hace a la OEA es que este órgano ha sido constantemente controlado por los Estados Unidos y se ha impuesto la voluntad de los presidentes de ese país.

Una buena muestra de ello es que cuando triunfó la Revolución en Cuba (1959), automáticamente la Isla Caribeña fue expulsada de la OEA. Ahora, el panorama político ha cambiado y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos son amigos de Cuba y del régimen de Fidel Castro, por lo que piden su reincorporación en esta organización, algo que ha sido vetado por los Estados Unidos.

Ahora, más de 60 años después de la creación de la OEA, la situación ha cambiado mucho en Latinoamérica, donde la izquierda cada vez tiene más presencia en los gobiernos de los respectivos países y la voz de los más desfavorecidos y marginados por la historia están empezando a reclamar el derecho de tener un vida digna.

Este es el caso de países como Bolivia, donde por primera vez un indígena, Evo Morales, gobierna el país, tras ganar las elecciones en 2005. En Bolivia el 62% de la población es indígena y le ha dado totalmente su apoyo a Morales, quien en diciembre de 2009 volvió a arrasar en las elecciones presidenciales obteniendo más del 60% de los votos.

Según mi punto de vista, desde finales del siglo XX en Latinoamérica y en el Caribe están creciendo las voces alternativas que han dicho un “Basta ya” a la injerencia y explotación de los países y empresas extranjeras.

Y, precisamente, esto es lo que se vio reflejado la semana pasada en México cuando se propuso la creación de un foro alternativo a la OEA. Los gobiernos de esta región han dicho que ha ya llegado la hora de que Latinoamérica sea para los latinoamericanos. Y desde aquí, yo les animo y deseo que sean valientes para que puedan llevar a cabo su propósito para que, por primera vez, puedan ser ellos mismos quienes gobiernen sus países sin la injerencia de ninguna potencia extranjera.

Aquí, les dejo el link de un blog en el que aparece un documental que yo vi hace años. Se llama “La larga noche de los 500 años”. El vídeo trata sobre el resurgimiento del movimiento indígena en Latinoamérica, especialmente en la Selva Lacandona (Chiapas).
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domingo, 21 de febrero de 2010

Volver

Hace dos días di los quince días en el trabajo y ahora en un par de meses volveré estar brincando por Barcelona…

Hace unos días estaba en el trabajo cuando Rafa nos dijo: correr salir del despacho, cierren la puerta y ayúdenos a sacar la ardilla que ha entrado. Estas cosas son las que voy a echar de menos: el verde de esta ciudad; los pájaros que se acercan a mi casa a beber el agua con azúcar que les pone mi casera; la belleza del colibrí, el ave que mueve más rápidamente sus alas; las hormigas que cada día me cruzo en mi camino y que cuidadosamente cogen las hojitas del jardín del lado de mi casa. Echaré de menos la vida en San José que aún siendo una capital de un país, se respira vida y naturaleza por todas partes.

También echaré de menos la tranquilidad, la paz, el Pura Vida, así como el ritmo relajado de los ticos, que por nada se estresan, y de los que he aprendido que uno por nada debe estresarse, pues con tranquilidad todo se anda igual de bien o mejor que cuando uno lo hace con nervios.

Echaré de menos las conversaciones y los buenos ratos con Marco y Graciela, la sonrisa inocente de Eva Luna, el querer cambiar el mundo con Fernando y Sofía, echaré de menos a Adriano y Flora, siempre cogidos de la mano y con tanta energía, acompañados de Chispa siempre corriendo y gritando por la entrada, a Andrés y su conocimiento antropológico, así como las birras con Dani y Tati y los encuentros con Coni y Andrea. También echaré de menos las largas horas de charla con Fran y Ángela en una bella terraza de Escazú desde donde se ve todo San José y las cenas en casa de Pancho. Echaré de menos mi vida en Costa Rica, la gente que aquí conocí y de los que tanto aprendí.

Sin embargo, recuperaré los achuchones de mi abuela, la felicidad de mi iaia, y los consejos de mi abuelo, la hora del té con mi madre y las charlas nocturnas con mi padre. También recuperaré la birra de los viernes en la Universidad de Humanidades, la alegría de Èlia, las conversaciones trascendentales con Alba, la hiperactividad de Ramón y las contagiosas ganas de Eli de siempre querer hacer cosas. También recuperaré las noches de pajarillas con Soto y el tapeo con Jesús, alguna conversación con Georgina, que aunque sólo la vea una o dos veces al año, siempre noto que con ella el tiempo no ha pasado y que puedo seguir hablando con ella de lo que sea, como cuando teníamos siete años. También recuperaré el calor de mi familia, que tanto echo de menos, y la tranquilidad y sabiduría de mi prima Ana y las discusiones con mi hermano. Recuperaré la fuerza y las historias de hadas de Helena, aunque ella viva en Londres, las visitas esporádicas de Pere y los agradables ratos con Lola, las conversaciones en casa de Marcos y el politiquear con Vega.

Recuperaré el pasear por las Ramblas, recuperaré la vida underground y loca de Barcelona, así como una buena exposición de arte o una peli en el Floridablanca. Recuperaré la tan deseada vida en la calle, poderme comer unas bravas en una terraza y tomarme una cerveza en el chiringuito o tirarme en un parque hacer unas birritas.

Recuperaré muchas cosas, al mismo tiempo que perderé muchas otras. Sólo el tiempo juzgará si los cambios fueron buenos. La verdad es que una vez me vaya de este lindo país, no sé si volveré, si tendré la oportunidad de volver a pisar este suelo, pero lo que si sé, es que cuando este en el lecho de muerte, cuando en ese instante antes de morir, en el que dicen que se te pasa por la cabeza todo lo que uno ha vivido, en ese momento, seguro que por mi cabeza pasará Costa Rica, la gente que conocí y todo eso que de ellos aprendí.
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viernes, 12 de febrero de 2010

No entiendo a la especie humana

Cada día, cuando uno mira los periódicos ve noticias que le ponen los pelos de punta a uno. A veces, me cuesta entender a los hombres, a la especie humana en sí. Me sorprenden las imágenes de las guerras, los refugiados, los palestinos viviendo en pésimas condiciones en los territorios ocupados, las vejaciones humanas, pero también el maltrato animal y ver como los hombres disfrutan haciendo daño a otras personas o a otros seres vivos, sin respetar la naturaleza ni la tierra ni sus seres.

Hay días, que uno no sabe porque pero hay noticias que le llaman más la atención, tal vez porque esas imágenes no se comprenden, no se entienden, o tienen un rostro individualizado. Hoy, hay dos noticias de esas que a me han volcado el corazón.

En Costa Rica, hoy han encontrado una niña de doce años muerta, a la que habían violado y asesinado violentamente. La niña estaba enterrada en el jardín de un viejo. Hasta aquí, todo parece la típica historia de un psicópata que mata y viola una niña. Pero lo aterrador es la vida que esta pobre chiquilla de tan sólo doce años de edad ha tenido que sufrir. La niña trabajaba desde hacía años como empleada doméstica en el hogar de su violador. Su madre no sólo consentía está situación, sino que además era consciente que su hija sufría abusos sexuales, pero nunca lo denunció. No me quiero imaginar lo que esa pobre niña tuvo que sufrir, en su propia cárcel, y con el consentimiento materno. Esa niña, que tendría que haber ido a la escuela (en vez de trabajar), que jugar con sus amigos, correr por las calles, esa niña, que su madre (si se le puede llamar madre) no lloró cuando encontraron su cadáver, pequeño, diminuto enterrado en un jardín.

Nada tiene que ver, la siguiente noticia que ha conmovido mi corazón. O si, tal vez si tiene que ver, y es que la crueldad humana no tienen límite ni fin. Se trata de una noticia que aparecía hoy en el periódico español Público y en el que se veía como los canadienses mataban a focas, por diversión. Un deporte típico en Canadá y muy lucrativo, pues luego se vende la piel de este animal para hacer abrigos. Se calcula que entre 1983 y 2005 se asesinaron brutalmente 4 millones de focas en ese país. Las imágenes del vídeo, son desgarradoras, yo no he podido acabar de verlas…

Me cuesta entender esta maldad que rodea a la especie humana, la crueldad, brutalidad y violencia de los seres humanos hacia sus prójimos u otros animales. ¿Cómo una persona puede disfrutar haciendo daño a otra? ¿Cómo una persona puede disfrutar ver un animal chillar cuando lo mata sin piedad? Y lo que es peor, como eso puede suceder bajo la mirada pasiva de toda la sociedad, de las madres de las víctimas, de la gente del pueblo donde vivía de la niña, bajo la indiferencia de los canadienses. Sí, en estas noticias, se habla de la pasividad de los costarricenses y de los canadienses, pero la verdad es que esto podría estar sucediendo en cualquier parte del mundo, bajo el consentimiento de cualquier persona del mundo o la mirada desatenta de cualquier individuo, que gira la cabeza y no denuncia estas acciones brutales, para no tener problemas con nadie.
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lunes, 1 de febrero de 2010

Verdades como puños

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) está dando soporte técnico al Ministro de Agricultura de Haití para reconstruir el agro de este país caribeño como una medida para generar alimentos para los haitianos, reactivar la economía y generar empleo, para un país que ha quedado devastado después del terremoto del pasado 12 de enero.

En este contexto, la semana pasada el IICA organizó en su sede de República Dominicana un encuentro entre los Ministros de Agricultura de Haití y el de la República Dominicana con organizaciones internacionales y posibles donantes para apoyar el plan de reconstrucción del ministerio haitiano.

En la reunión, además de Embajadores de diferentes países, había organizaciones internacionales de gran trascendencia como el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Programa Mundial de Alimentos (PMA), Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) o la FAO. Como periodista del IICA, tuve la oportunidad de seguir la reunión desde la sede central del IICA en San José a través de una videoconferencia.

No me extenderé en la Reunión, pero lo que me pareció más interesante es que al final de todo, el Ministro de Agricultura de República Dominicana, Salvador Jiménez, en un acto de valentía, empezó a decir verdades como puños y a poner a todos los presentes la espada contra la pared.

“No veo nada específico, como vamos a empezar la ayuda. Haití no puede esperar. Convoco una reunión para aquí diez días y espero que en esa reunión no vengáis con promesas de futuro, sino con acciones específicas. No como aquí, donde habéis dicho que consultaréis a vuestros países, mientras que en Haití la gente se está muriendo de hambre. Se necesita ejecutar actos ya. Si vamos a ayudar, vamos a ayudar ya, pero con acciones concretas”, espetó Jiménez.

Mientras, detrás de mí oía voces que decían “qué grosero”, yo pensaba que Jiménez tenía toda la razón del mundo y que había sido muy valiente, pues como bien dijo “Haití no puede esperar”, la gente se muere de hambre, mientras que la ayuda llega en conta gotas.

De hecho, el enviado especial de Radio Nacional de España (RNE), Fran Sevilla, lleva días denunciado en su blog que la ayuda, la comida y los productos básicos apenas se ven entre la población.

Tal vez, mi madre tiene razón cuando dice que “son todos unos buitres” y que a la hora de la verdad están todos en Haití viendo como le pueden sacar un provecho económico a la situación y a la reconstrucción del país (y excluyo de esta afirmación a todas las ONG que están haciendo verdaderos esfuerzos con recursos limitados). Pero, claro, ¿si no cómo se explica que Estados Unidos haya enviado 16.000 soldados y sólo 300 médicos?
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Más feliz que una perdiz

Seré breve, hay cosas que no necesitan demasiadas palabras y esas, es una de ellas. Estoy más feliz que una perdiz, porque he conseguido publicar mi primer artículo de opinión, que trata sobre Honduras. Así que realizando mis primeros pinitos y como dice siempre mi iaia: en mica en mica s’omple la pica.
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viernes, 22 de enero de 2010

Haití, una historia de injusticias

El escritor uruguayo Eduardo Galeano publicó el 15 de enero un artículo en el que denunciaba la brutal historia de Haití, marcada por la intervención de potencias extranjeras y por dictaduras militares despóticas.

Viendo las imágenes de estos días, parece mentira que Haití fuera la perla de Francia, la colonia que más beneficios le aportaba a ese gran imperio. También parece mentira que fuera el primer país en toda América en independizarse de sus colonizadores, después de Estados Unidos. Y también resulta chocante pensar que fue el primer país donde la comunidad negra era libre, pues si bien Estados Unidos se independizó años antes, en el país norteamericano la población negra aún seguía siendo esclava. Entonces podemos decir, que Haití fue el primer país de toda América donde todos los ciudadanos eran realmente libres.

Pero una historia trágica, donde las potencias extranjeras, como Francia y Estados Unidos, o monstruosas dictaduras como la de Duvalier saquearon el país y lo convirtieron en lo que es actualmente, el país más pobre de América Latina. Un reportero de un periódico español explicaba que visitó uno de los barrios más pobres de Puerto Príncipe, que fue uno de los pocos que sobrevivió al terremoto. Obviamente, sobrevivió porque antes del terremoto, en ese barrio, ya no había casas y la gente convivía en la calle con la basura y los cerdos.

El segundo país más pobre de Latinoamérica es Nicaragua, donde el 50% de la población vive en situación de pobreza (no extrema), pero es que Haití tiene índices más parecidos a un país africano que a uno de la región. Pues en Haití el 70% vivía antes del terremoto en situación de pobreza extrema (ahora se cree que más) y con menos de un dólar al día, además es el 5 país del mundo con más violencia.

Si bien el terremoto de Haití no se podría haber evitado, pues los desastres naturales son imparables, seguramente sus consecuencias se podrían haber paliado con anterioridad y podrían haber sido menores. Eso, habría sido posible si la comunidad internacional no hubiera condenado a Haití a vivir en la miseria y hubiera evitado que otros países devoraran los recursos que pertenecían a los haitianos. Y es que el único mal de Haití, ha sido ser un país con una abrumadora mayoría de población negra, en un planeta gobernado por una minoría blanca y racista.
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jueves, 21 de enero de 2010

¿Y quién dijo que las segundas partes nunca fueron buenas?

El menos mal es el mejor

Hace unos días publiqué en mi blog un anuncio electoral del candidato presidencial costarricense, Luís Fishman, del Partido de la Unidad Social Cristiana.

Después del aluvión de críticas que tuvo por parte de la sociedad costarricense, quien no daba crédito que un candidato a la presidencia se presentara como el menos malo, Fishman ha sacado un segundo espot bajo el lema: “El menos malo es el mejor”.

La verdad es que las críticas hacia Fishman siguen en aumento y algunos costarricenses tienen la sensación que en esta campaña electoral les están tomando el pelo. Ayer, precisamente, en el periódico más importante del país “La Nación”, salía una artículo de opinión del cantante de Jazz costarricense Felipe Fournier, en el que criticaba a todos los candidatos presidenciales a los que calificó de mediocres. Asimismo, reivindicaba que la clase dirigente y política tendría que estar formada por “los más buenos” y no los menos malos. También señaló (y yo estoy de acuerdo con él) que los medios de comunicación o la sociedad en general no premiaba a los mejores costarricenses que tiene el país (como el gran escritor Fernando Contreras), sino a los personajes mediocres como los que se presentan en esta campaña electoral.

Y la verdad es que Fishman es la gota que colmó el vaso de una campaña electoral que está siendo mediocre y que se caracteriza, precisamente por eso, por ver quién es el que hace el espot que más llama la atención y es más escandaloso.

Sea como sea, la realidad es que Fishman ha incrementado su intención de voto, pasando del 8% al 11%. Como dijo una buena amiga mía en su blog, la política con música entra.

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domingo, 17 de enero de 2010

Haití, sobren les paraules

Tothom ha vist aquests dies imatges, noticies o ha llegit articles d’Haití. Jo no m’extendré, sobren les paraules, perquè no hi ha mots per explicar la desgràcia que ha caigut sobre aquest país, el més pobre de tota Amèrica i un dels més pobres de tot el món.

A continuació, us deixo amb la frase final del blog de l’enviat especial de Radio Nacional d’Espanya (RNE) a Haití, Fran Sevilla. Sorprén aquest final, si es té en compte que Sevilla, ha estat en les guerres d’Afganistan, d’Iraq i ha estat corresponal a Israel.

"Envío una crónica a RNE, la voz se me entrecorta, se me ahoga. Tengo ganas de llorar y no resulta fácil contener las lágrimas. Dejo que fluyan cuando termino de hablar".

Aquí teniu un link al diari El País, on indica on es poden fer donacions.
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lunes, 11 de enero de 2010

El menos malo

El candidato presidencial para Costa Rica del Partido de Unidad Social Cristiana (PUSC), Luís Fishman, realizó un espot publicitario pidiendo que votaran por él, porque él era el menos malo de los candidatos.

Uno se pregunta cómo se ha llegado a una situación así en la campaña electoral de Costa Rica, pero es que uno habla con un tico y la situación está difícil sobre quién votar.

Por un lado está la candidata del partido oficialista, Laura Chinchilla, del Partido de Liberación Nacional (PLN) y quien se define como continuadora de los hermanos Arias (Óscar, actual presidente, y su hermano Rodrigo, ministro de la presidencia). El problema es que mucha gente está empezando a cansarse de los Arias, porque ven que es una forma de perpetrarse en el poder y tener todas las administraciones bajo su control.

El segundo en las encuestas es Otto Guevara del Movimiento Libertario (ML) un partido de ultraderecha que entre otras cosas quiere que Costa Rica sea una Zona Franca donde las empresas extranjeras puedan hacer lo que quieran, que las personas tengan libre acceso a las armas o que un chico de 16 años que comete un crimen sea tratado de igual modo que un adulto. Su defensa de la propiedad privada alcanza un punto tan ridículo que llegó a defender la pederastia, pues dice que el Gobierno no puede controlar lo que hace la gente en su casa o en sus propiedades.

La otra opción es Ottón Solís el líder del Partido de Acción Ciudadana (PAC) que nació de una escisión del PLN (que antiguamente era de izquierdas pero que con el paso del tiempo se ha decantado a la derecha y está dinamitando el estado de bien estar que el PLN construyó en los 50). Ottón se presenta como la alternativa de centro izquierda. En las elecciones del 2006 estuvo a punto de ganar a Arias, quien se proclamó presidente por la mínima. El problema es que Ottón acumula tres derrotas electorales seguidas y desde las bases del partido se le pedía que cediera su liderato a otra persona, pero él se aferró al poder y está llevando al PAC a una muerte súbita.

Finalmente, está el menos malo (según el anuncio, pero no para mi), Fishman el candidato del PUSC un partido que durante años se repartió alternativamente el poder del país con el PLN, sus eternos rivales. Sin embargo, diferentes escándalos de corrupción han dejado al PUSC en el sitio más bajos de las encuestas electorales.

Entonces la idea del menos malo, crea una paradoja en los costarricenses, por un lado muestra el absurdo de donde ha llegado una salvaje campaña electoral que se basa en descreditar e insultar al rival. Pero también muestra la otra cara de la realidad, que no hay ningún candidato decente por el que votar y salga quien salga será uno de los peores gobiernos de la historia del país.

Fishman, que con este espot ha conseguido que por fin se hable de él durante la campaña, realiza este anuncio en un contexto en el que sabe que nunca ganará las elecciones, pero de este modo critica a sus rivales y reconoce la realidad, que todos los posibles presidentes son malos (incluso él mismo).

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El ingenio de los más pequeños

Nicaragua, un paraíso desconsolador. El corazón a uno se le encoge cuando visita un país como Nicaragua, una ciudad como Managua o la gloriosa Granada. Los que resten impasibles delante esta situación es que realmente no tienen sentimientos.

La ciudad está tomada por los más pequeños quienes se las ingenian de todas las formas posibles para poder conseguir algo de dinero, algo de comer, algo de vestir. Los adultos, ya sin ilusiones ven la vida pasar y dejan transcurrir el tiempo.

Cuando uno va a Nicaragua puede ver niños cantando, bailando, haciendo hamacas, pulseras o collares, recogiendo periódicos, botellas o basura, realizando shows con cabezudos, haciendo dibujos, vendiendo golosinas y, finalmente, los más pobres de todos, pidiendo descalzos. Cuando uno pasea por Nicaragua tiene la sensación que es un país tirado por los más pequeños, donde la inocencia se le ha robada a cada chico que habita en él.

¿Por qué? ¿Es tan sólo cuestión de pobreza? A mí me da, que la situación de Nicaragua va más allá. En Nicaragua, en 1979, triunfó la Revolución Sandinista que finalizó en los noventa, cuando Violeta Chamorro, candidata de un partido de derechas, ganó las elecciones. Des de 2006, por eso, Daniel Ortega y los sandinistas ganaron las elecciones y son los que ahora dirigen el país.

La izquierda de todo el mundo se volcó en la Revolución Sandinista, los nicaragüenses se volcaron en una Revolución que prometía mucho para una sociedad pobre. Un buen amigo mío, periodista, que empezó trabajando en la Revolución me dijo: “El entusiasmo era tan grande que hasta Cortázar, muriéndose de cáncer de pulmón, viajó a Nicaragua para dar clases gratis”. Esta es la única Revolución que triunfó en Centroamérica y que triunfó heroicamente y con el asombro de muchos, pues David pudo expulsar a Goliat (Estados Unidos) del país.

Treinta años después, todos esos ideales se derrumbaron, al final, los sandinistas violaron todos los valores de la Revolución y se subieron al tren de la corrupción como sus antiguos antecesores.

Un joven nicaragüense me confesó que él votó a Daniel Ortega en 2006 esperando un giro total en el país y que se disminuyeran las diferencias sociales. Tres años después reconoció desilusionado que los sandinistas son igual de corruptos que los demás, tal vez un poco menos, pero corruptos.
Y eso, se ve en la cara de la gente adulta. Esa gente que luchó para que ganara la Revolución, para tener una vida mejor y que ahora ven como sus líderes se lo han robado todo y sus sueños de batalla se han esfumado como el rocío de la mañana. Por eso, ya no les queda ni fuerzas ni ganas de luchar.

Ahora, tal vez, lo único que le queda a Nicaragua es esperar, esperar que estos pequeños niños con trabajo y esfuerzo puedan construir un país en el que tal vez haya un poquito más de igualdad. Pues ahora mismo, los únicos que trabajan y con esperanzas de futuro mejor son esos cuerpos diminutos que cada día deambulan por la calle para encontrar una forma de sobrevivir y es que Nicaragua es el segundo país más pobre de Centroamérica y el tercero de Latinoamérica sólo superado por Haití y Honduras.
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Vuelta a la bipolarización

Hace unos días, la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, vino a Costa Rica donde explicó que en toda Latinoamérica se están repitiendo los mismos parámetros que en la Guerra Fría y la derecha está utilizando el mismo discurso radicalizador. “Antes, a uno le acusaban de ser comunista, ahora te acusan de ser chavista”, afirmó Rigoberta, quien aseguró que en Guatemala los militares cada vez están utilizando un discurso más violento.

Honduras es otro ejemplo de perpetuación de esta bipolarización. Los golpistas hondureños justificaron que la única forma de echar a Chávez del país era perpetrando este golpe de Estado.

Y es que los mismos golpistas, la misma gente de derechas están haciendo “grande” a
Chávez, lo está catapultando hacia la fama. Y la realidad es que esta es la única manera que tienen para implementar su régimen del terror y seguir con su constante violación de los derechos humanos que tan sólo sirve para enriquecer sus bolsillos y no acabar con la gran pobreza que azota a la mayoría de países de la región.

Ha llegado a tal punto, que depende en que círculos uno se encuentre en Costa Rica, un país de aparente calma con una democracia de más de 50 años y sin ejército, uno no puede decir que es de izquierdas, sin que sea visto como el mismísimo diablo. Y es que en América Latina, uno asocia la izquierda con Chávez, como si en toda Latinoamérica no existieran otros modelos de izquierda como el socialismo indigenista de Evo Morales o las nuevas propuestas de Correa o los moderados de Lula, Bachelet, Tabaré Vazquez o Kirchner.

Lo que me asusta es que el discurso de la bipolarización cada vez está expandiéndose más en la región. Una bipolarización encarnada por Chávez y el ultraderechista presidente de Colombia Álvaro Uribe. Lo peor es que esta bipolarización va seguida de una creciente ola de violencia, que de momento, ya ha empezado a tener sus primeros frutos con el Golpe de Estado de Honduras. Una bipolarización que lejos de la reconciliación de los pueblos está incrementando la radicalización de los conflictos sociales y entre países.

Ahora sí, paradoja, coincidencia o causalidad, en el momento de esta bipolarización vuelven a encontrarse sentados en el trono el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, y el de Nicaragua, Daniel Ortega. Los dos, en los años ochenta reflejaban un modelo totalmente contrario el uno al otro. Arias era (y es) el mandatario de derechas amigo de Estados Unidos, mientras que Ortega era el líder de la Revolución Sandinista de izquierdas y que expulsó a los estadounidenses de su país. Veinte años después estos dos modelos económicos, sociales y políticos opuestos vuelven a coincidir en la línea del tiempo y ambos vuelven a estar sentados en la silla presidencial. La bipolarización también tiene rostro en Centroamérica.
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